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19 de octubre de 2019

Gustavo Vargas, el fotógrafo ciego y líder digital

Una fotografía no es solo una imagen, también es el olor del estiércol, de las plantas, el frescor del agua y el sonido de las aves. Una foto es la dureza de un árbol, el calor del sol y la huella de una voz que describe un paisaje. "¿De qué color es?, ¿Qué forma tiene?". Para Gustavo Vargas, una foto es cuestión de imaginación, una imagen mental hecha a partir de todos sus sentidos, con excepción de su vista.

A sus 16 años quedó ciego totalmente, y desde entonces, lo imposible se ha vuelto en arte. "Los ojos no son todo" dice con firmeza, y sus imágenes, lo corroboran. Dípticos, erotismo, retratos, historias dignas de rescatar y de mostrar. Ese ha sido el carácter de sus imágenes mentales antes de obturar la cámara.


Foto de Gustavo Adolfo Vargas

"La gente decía que yo dibujaba bonito. Me creía Van Gogh, pero con orejas" dice con cierto humor paisa al referirse a sus sueños de estudiar arte antes de quedar totalmente ciego. Lo curioso es que Gustavo mantiene una relación estrecha con el concepto detrás de lo imposible. Para él, es un reto cambiar el imaginario que se tiene hacia las personas ciegas, incluso es lo que más le gusta de su condición.

Muchos de sus días transcurren en la Asociación "Abre tus ojos", de la que es vicepresidente, también enseña sobre la infinidad. "No se pierden esas clases, así llueva o haga frío. En ese momento a todos se nos olvida que no podemos ver", dice Gustavo. En efecto, el arte tiene que ver con infinidad, es un mundo sin orillas, pero también lo es otra de sus pasiones, la tecnología, un factor que cree esencial para cualquier persona en su condición. "En una sociedad que segrega a las personas como nosotros, la misión es prepararnos para competir en un entorno netamente digital, por eso, parte de mis días los dedico a asesorarlos y enseñarles a utilizar el celular, el computador y el internet", agrega.

Gustavo cree en la importancia de conocer y apropiarse de las herramientas digitales, por ello hace un tiempo fue formador TIC. Iba a puntos digitales a enseñarle a profesores y curiosos a utilizar herramientas como el lector de pantalla Jaws ofrecido de forma gratuita por el Ministerio de las TIC a través de Convertic. "Saltemos estas piedras y estos muros. Se trata de no limitarnos, de avanzar cada día más", añadió Gustavo.

Actualmente está centrado en sus estudios y proyectos fotográficos, uno de ellos es 'Sueños entre sombras', con el cual quiso retratar a 17 personas con discapacidad visual de la ciudad de Medellín, que han sido olvidadas y han luchado toda su vida contra ello.


Héctor Sofonias toma clases de Guitarra desde hace unos meses. Foto: Gustavo A. Vargas. Sueños entre sombras.

Héctor Sofonias toma clases de Guitarra desde hace unos meses. Foto: Gustavo A. Vargas. Sueños entre sombras.

Ese proyecto en específico atravesó su destino. Lo hizo con una mezcla de sentimientos. El dolor por la muerte de su madre, a quien había perdido hacía seis días, sumado a las ganas de romper paradigmas sobre la ceguera. "Desde un señor que quedó ciego por consumir alcohol adulterado y no aceptaba su discapacidad, hasta una mujer que creía que su condición tenía que ver con un karma de otra vida. Sentir esta impotencia me marcó la vida", dice Gustavo, al referirse al proyecto.

Imaginar, capturar y plasmar seguirá siendo la misión de Gustavo Adolfo Vargas para luchar contra la impotencia, los estereotipos y la falta de oportunidades para las personas ciegas. Mientras tanto imagina una nueva fotografía, intacta por el significado, que espera tomar muy pronto. Que las personas con diversidad funcional visual, como él decidió nombrar su condición, no dejen de luchar por sus sueños y se eduquen para alcanzarlos.

"No podemos decir que la sociedad nos segrega si no estamos capacitados. Hagamos uso de estas herramientas gratuitas como los cursos de formación de Con Sentidos TIC. Cuando estemos formados empecemos a exigir. No nos dejemos limitar por ninguna discapacidad ni nos limitemos por la falta de conocimiento", concluyó el fotógrafo.

"Todos los ciegos son abogados o músicos, pero a mí lo que me gusta es el arte" remata jocosamente el manizaleño de 39 años que está ad portas de graduarse de la Universidad de Caldas, en donde cursa el último semestre de una de sus mayores pasiones, la fotografía. Para él la estética, la realidad, la interpretación, la historia, y el océano de todo lo que han significado las artes para la humanidad, han sido la fuerza para canalizar su ausencia. "El arte es liberador, es sanador, catártico", agregó.

El mundo existe sin ser visto por sus ojos, pero lo vive de tal forma que gracias a su persistencia puede decir con certeza que las discapacidades no existen. De hecho, para él la palabra está mal empleada, pues "mucha gente no está en la capacidad de hablar un segundo idioma o pilotar un avión", explicó. Cada persona cuenta, según su parecer, con alguna discapacidad que se puede convertir en una habilidad.

¿Quién, en este momento, podría tomar una buena fotografía a ciegas? Además, sentir el entorno, tiene su ciencia. Coger un hilo de nylon, hacerle nudos que servirán para medir la distancia focal entre el objetivo y la lente de la cámara. Amarrar ese hilo a la futura fotografía y alejarse un metro, dos o veinte, hasta el plano deseado, tal y como lo hizo Teseo sujetado del hilo de Ariadna en el mito griego. Luego, imaginar, sentir y obturar. "Cuando tenemos el plano en nuestras mentes, quitamos el nylon y tomamos la foto", dice Gustavo.

Foto tomada por Gustavo Adolfo Vargas

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